Luis García
La reforma electoral propuesta por el presidente y que podría proceder si los diputados de oposición (léase PAN, PRI y MC) lo permiten tiene algunas consideraciones interesantes, pero afecta la democracia que, hasta hoy, buena o mala hemos vivido. Si me preguntan ¿te gustaría que hubiera reformas en el órgano responsable de dirigir los procesos electorales en nuestro país? Mi respuesta sería, ¡claro que sí!, pero ahora bien que tipo de reformas quiero. Entonces la situación cambia, porque no estoy pidiendo que desaparezcan el INE para que crear otro a modo del gobierno en el poder.
Sin embargo, la decisión esta dada y lo que los ciudadanos queramos es otro cantar y en determinado momento si el propio gobierno decidiera pedir al pueblo que emita su opinión en ese tema, seguramente harían las preguntas que ellos consideren necesarias en el sentido de cambiar todo el sistema electoral porque el actual no sirve y está lleno de corrupción por parte de sus integrantes, en ese sentido la respuesta del pueblo noble y bueno sería a favor del cambio total del sistema electoral.
La reforma electoral que propone el Ejecutivo trae como piezas fundamentales temas como la creación de un nuevo instituto más abiertos y participativo; elegir consejeros que sean propuestos por todas las instancias de poder, reducir el número de plurinominales, cambiar el proceso para elegir a los diputados federales y locales; disminuir el presupuesto para ese organismo y desaparecer todos los Organismos Públicos Locales y los Tribunales Electorales Locales, entre otros.
Los plurinominales con está reforma tienden a desaparecer con el pretexto que son muy onerosos para la sociedad y que ese recurso se puede utilizar para otras cosas más importantes. Esta figura fue creada en el año de 1977 cuando el entonces secretario de Gobernación, Jesús Reyes Heroles, promovió una reforma electoral que finalmente culminó con la creación de los diputados plurinominales, esto en el sexenio de José López Portillo quien había comentado al funcionario su preocupación de no haber en la Cámara de Diputados contrapesos y que estos eran necesarios.
Hoy de acuerdo a la nueva realidad de nuestro país, este gobierno quiere desaparecerlos para que no existan, precisamente esos contrapesos que tanto daño le hacen, sobre todo cuando se trata de aprobar leyes que deben de llevar las tres terceras partes del total de representantes populares, ese era el fin del nacimiento de estas figuras políticas.
Otra reforma que desea hacer López Obrador y que es igual de preocupante es la creación del Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC), órgano electoral responsable de organizar las elecciones en los estados y a nivel federal. Mantendría su independencia garantizando los principios rectores de la función electoral.
Se propone reducir el número actual de consejeros de 11 a 7 y la forma de elegirlos es lo más preocupante. Las Cámaras de Diputados y Senadores, la Suprema Corte de Justicia de la Nación y el titular del Ejecutivo Federal propondrán una lista de perfiles de la que se elegirán a los consejeros a través del voto popular. El mismo procedimiento aplicará para la integración de la Sala Superior del TEPJF. ¿Se imagina que tan independientes serían?
Pero además como el nuevo INEC será quien controle todo, desaparecerán los OPLEs y Tribunales Electorales Locales: Para abaratar el costo de los órganos electorales, la iniciativa propone que el INEC sea el único encargado de la organización de las elecciones para lo cual absorbería las funciones de los Organismos Públicos Locales. “Organizaría la totalidad de los procesos electorales de la república, a nivel nacional, estatal y municipal”. La idea es ahorrarse 68 mil 300 millones de pesos. Recurso que por cierto ira destinado seguramente a las obras prioritarias de la 4T.
También proponen modificaciones para la forma en que se eligen a los legisladores federales. Actualmente se elige una diputación por cada 252,000 habitantes, pero la propuesta es que se elija a un representante por cada 420,000 habitantes, mientras que en el caso de senadores se pasaría de elegir a un senador por cada 984,375 habitantes a uno por cada millón 312,500 habitantes. Lo mismo sucedería para los legisladores locales en las 32 entidades de la República.
Existen otras reformas más, pero entonces la pregunta es ¿desaparece el INE como lo conocemos o solo se transforma en un organismo regido por el gobierno, controlado desde el momento mismo de la elección de los consejeros y los miembros del tribunal electoral que deseen formar?.
Se trata sin lugar a dudas de regresar al México de antes, al de organismos ad hoc a lo que el presidente desee. Ciertamente será igual, pero más barato, como dice el slogan del doctor Simi. Aunque realmente no será igual y sí podría salir más caro. Porque los partidos políticos no obtendrán recursos en años no electorales, deberán de sobrevivir de las aportaciones de sus miembros. Ustedes creen eso.
El partido Morena por lógica no tendrá ningún tipo de problema porque vivirá de los recursos que le manden todos los funcionarios, los diputados, los gobernadores, los alcaldes y la misma presidencia. Estaríamos como el cangrejo, de adelante para atrás. Ahora será decisión de los partidos políticos de oposición, si en verdad lo son, que lo demuestren. Que el PRI tenga dignidad, que el PAN se mantenga firme y que Movimiento Ciudadanos no robalee, porque además en ello se les va la vida… ya verán…
DE SALIDA. Regresan los premios Malinalli a la UJAT, así como también la entrega de dos Doctor Honoris Causa, el primero para Jorge Abdo Francis, por su labor académica y profesional y el segundo para el Hospital Juan Graham, por el trabajo realizado durante la pandemia.
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