José Martínez
Día de Muertos, una tradición que en México es muy venerada y respetada. Desde el pasado fin de semana los panteones se vieron con visitantes, quienes llevaban veladoras, flores, recuerdos para sus difuntos, e incluso música.
Todos los panteones municipales fueron masivamente visitados. Por supuesto que los de Villahermosa y las localidades de esta comuna tuvieron más afluencia por la concentración de pobladores.
La alcaldesa de Centro, Yolanda Osuna, declaró que estos espacios están bien resguardados, además en estos días les dieron una limpieza profunda, pero que no se iba a permitir las visitas por las noches, ya que en años anteriores la gente se quedaba ingiriendo bebidas embriagantes, drogas y haciendo desmanes.
Seguramente esto sucede en varios sitios del estado. Y qué bien que se ordenen medidas preventivas…para protección de los vivos.
Para algunos esta celebración pasó desapercibida. Todo es cuestión de creencias, sin embargo, la mayoría enciende por lo menos una vela, reza un rosario y más todavía colocan un altar.
Ciertos panteoneros han señalado que prefieren estar entre las tumbas, porque afuera los vivos son quienes más causan problemas, lo que se ha convertido como un epitafio para ellos.
La tormenta tropical Lisa no impidió que las familias acudieran a las visitas de los camposantos. De nuevo, como es costumbre, se vivió con mucho folclor y fervor ese día.
Aunque algunos de los asistentes, como del Panteón Central, Atasta y Punta Brava, coinciden que ya no hay espacios; hace falta la construcción de un nuevo panteón en Villahermosa.
Lo mismo sucede en Luis Gil Pérez, Tamulté de las Sabanas y la Villa Ocuiltzapotlán. Los muertos necesitan estar en una última morada, pero la realidad es que se terminan las áreas para ser enterrados.
La pandemia fue una de las causantes de que poco a poco se fueran reduciendo los espacios. Al final son los familiares de los difuntos quienes se quedan con el problema, entre reunir la documentación, el pago del predio, si es que hay, y el traslado, esto nos lleva a pensar que no es fácil morirse, y menos en estos tiempos.
Otro de los casos es la venta de las bóvedas. Aquí los precios van desde los 50 a los 80 mil pesos, e incluso más. Sí, por increíble que parezca. Hasta morir sale caro.
En tal sentido, el municipio tiene una tarea más para su agenda. Hasta ahora no se ha escuchado un proyecto donde se diga que pronto se construirá un nuevo panteón que pueda dar a los habitantes de Villahermosa un desahogo.
Se fue el dos de noviembre, Día de Muertos. La tradición sigue su curso. Mientras hay un sentir de nostalgia porque el ser querido se va, para otros, es sinónimo de alegría, encuentros y colorido.
HABERES
El río Grijalva, que había invadido parte del sendero en el renovado malecón Leandro Rovirosa, ha bajado sus niveles y de nueva cuenta este espacio ha sido abierto al público. Se espera que las lluvias no hagan de las suyas. Aunque también hay que respetar el espacio de los ríos y lagunas.
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