No nos olvidemos del medio ambiente

Marichuy Castillo

Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.

Panelistas, científicos y expertos en el tema del medio ambiente lo han advertido. Y es que, siempre la constante es hacer algo antes de que sea demasiado tarde, cosa que hoy, más que nunca, parece serlo. Las previsiones sobre las afectaciones a los ecosistemas en los que se desarrolla el hombre, son prácticamente insalvables. Hoy, parece que todas las acciones que se puedan realizar en favor de la naturaleza, será para disminuir los efectos de lo duro que será un camino que ya estamos transitando.

Vivimos en un entorno que se muestra ciega ante los abusos que hace en el entorno, que viste de egocentrismo su propia existencia sin considerar que somos el resultado de las bondades de la madre Tierra, que se encierra en resolver problemas surgidos de ideas abstractas en lugar de movilizarse en favor de lo que sí se ve, percibe y siente; el pragmatismo del cuidado ambiental. La conclusión llega a ser algo cruel: irresponsabilidad y abuso de la humanidad, han garantizado un futuro nebuloso, el cual solo se puede paliar, pero ya no detener.

La sociedad en general son los jueces que han sentenciado el panorama. Si bien, las acciones individuales deberían ser un parteaguas, lo cierto es que los gobiernos nacionales y locales no cumplen su parte; cuidar los intereses sociales, que incluyen, por supuesto, la salvaguarda de la naturaleza en favor del bienestar de las personas, pero que también deben prever las medidas correspondientes para quienes obran en contra del medio ambiente, y por supuesto, proteger a la entidad natural de los brazos de las grandes corporaciones que no solo usan sus recursos de manera excesivamente abusiva, sino que contaminan a escala dramática, prácticamente, todos los rincones del planeta.

Llamarlos cambiar el destino del planeta de los próximos años sería tarde, pero llamarlos a cuidar el pedacito que nos toca, parece todavía sensato. No nos olvidemos de las reglas básicas de cuidado ambiental: no tirar basura en la calle, reducir lo máximo el uso de plásticos en nuestras vidas, no desperdiciar el gua, ahorra la mayor cantidad de energía eléctrica que puedas, planta árboles cada que puedas, no quemes basura y, por su puesto, informa a otros y edúcalos sobre las cosas sencillas que podemos hacer, no es tan complicado como podría llegar a sonar. Si empezamos individualmente, en poco tiempo podremos hacer algo colectivo, pues la situación es para toda la humanidad.

Y lo que podría ser el punto medular de esta columna, lo ilustraré con una parte del mensaje de Rolando Cordera: “La esencia del mensaje era y sigue siendo una, clara y contundente: el asunto es de todos, planetario y global. Actuamos globalmente, o poco será lo que mediante esfuerzos aislados se alcance.”