Luis García
No hay duda de que la situación por la paridad de género ha provocado una serie de situaciones en el seno del Instituto Nacional Electoral, pues los partidos políticos se pusieron al brinco y rechazaron el proyecto presentado por los consejeros del INE de que en 5 estados fueran elegidas mujeres y en 4 hombres, aduciendo entre otras cosas que ese organismo no puede decidir al libre albedrio ese tipo de acciones. Por lo cual se mandó a un receso que puede tardar horas o días.
Seis de siete partidos políticos rechazaron estar obligados a postular a más mujeres que hombres en los próximos comicios, en tanto que los consejeros dividieron su voto.
Ahora bien, como nace está figura de la cuota de género en nuestro país, antes, todo se encontraba en la decisión mayoritaria para los hombres y si acaso sobraba algo, se lo daban a una mujer que en su mayoría salía de las cúpulas partidistas, pues la figura evidentemente era plurinominal, o sea elegida directamente por el partido.
Nos dice el INE que las cuotas de género son un concepto fundamental para la vida política y democrática de nuestro país, ya que buscan la paridad política entre los géneros. Con estas cuotas se pretende producir un cambio de cultura para evitar el predominio de un solo género en la esfera política. No obstante, para lograr esto se requiere un cambio cultural y actitudinal, tanto en la ciudadanía en general como en las instituciones, a todos los niveles.
Surgieron como una medida en el ámbito nacional e internacional para encontrar un equilibrio en la participación de mujeres y hombres en los órganos de toma de decisiones. En México, los avances en esta materia no pueden ser ignorados: para 1996 se fijó un límite de 70% de legisladores un mismo género y en 2007 se estableció que las candidaturas para integrar el poder legislativo debían de integrarse, cuando menos, de un 40% por personas de un mismo sexo.
Durante el proceso electoral federal 2011-2012, la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación impuso a los partidos políticos y coaliciones el deber de nombrar como mínimo 120 y 26 fórmulas de candidatos propietarios y suplentes de un mismo sexo para diputadas/os y senadoras/es respectivamente. Por su parte, el IFE emitió un acuerdo para establecer los criterios a los que los partidos políticos debían de apegarse para cumplir con el mandato del Tribunal.
Como resultado de estas medidas, el porcentaje de integración femenina en el Congreso federal alcanzó una cifra cercana al 35%, lo que implica que haya 185 mujeres diputadas y 42 senadoras, o sea, 227 curules ocupadas por mujeres. Un logro histórico.
El mismo Instituto Nacional Electoral, explica que el cumplimiento de las cuotas de género no sólo implica un aumento con relación a la integración de las cámaras, sino un avance en la implementación de acciones a favor de la igualdad, la eliminación de estereotipos y el mejoramiento de las condiciones de vida para las mujeres y los hombres de nuestro país.
En la reciente creación de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (LEGIPE) y la Ley General de Partidos Políticos (LGPP), están dispuestas las nuevas condiciones a favor de los derechos políticos de las mujeres para ser electas en los cargos de representación popular. Ahora es obligación de los partidos políticos promover la paridad de género en candidaturas, destinar el 3% de su gasto ordinario para capacitar a mujeres y el Consejo General del Instituto está facultado para rechazar el registro de las candidaturas que no respeten el principio de paridad de género.
Ahora bien, estimados lectores, ¿tienen los partidos el interés de respetar las cuotas establecidas por la ley y que debe de cumplir precisamente el INE y por supuesto el Tribunal Electoral Federal TRIFE?.
Si bien es cierto, que históricamente la mayoría de los cargos públicos eran ocupados por el sexo masculino, también lo es que la situación de los estereotipos, así lo establecía y no había forma de cambiarlo, mientras que la lucha de los grupos feministas, no voltearán a ver hacia el sector político femenil.
Eran pocas las mujeres que ocupaban espacios de representación popular, si hablamos de Tabasco encontramos en la historia pocos nombres de diputadas o regidoras. Una de esas primeras legisladores de la época moderna, fue Hilda del Rosario de Gómez que por su fuerza en la radio y su presencia logró estar contemplada por el Partido oficial de ese momento como diputada local plurinominal. Fue este personaje la que abrió brecha para que después se comenzarán a dar con más soltura, por así decirlo, cargos de representación popular a las mujeres.
La ex cronista de la ciudad, Gabriela Gutiérrez Lomasto, escribe algunos apuntes sobre mujeres destacadas en varios momentos de la historia, por ejemplo:
Sara Montiel Carrillo, regidora por Centro en 1926.
Alicia González Lanz, alcaldesa de Tacotalpa 1974-1976.
Elvira Gutiérrez de Álvarez, diputada suplente y luego propietaria en otro distrito, en los años 50.
Pero hoy las cosas han cambiado con las nuevas leyes electorales la mujer tiene una gran representatividad en los cargos populares, ahora la pregunta es ¿existe el número de féminas que estén listas para competir por cargos de representación popular, pero que además tengan la trascendencia para hacerlo.
Se que al momento de leer este comentario seguro brincaran, pensando en una denostación, pero para nada. Todo lo contrario, el cuestionamiento es si las damas están preparadas para dichos cargo, o igual que muchos hombres, llegan solo por dedazo partidista. Es ahí el dilema si sucede igual que como llegan los hombres, pues de nada habrá servido la reforma a la paridad de género.
DE SALIDA. Hoy por la tarde, la directora de la División Académica de Ciencias Sociales y Humanidades (DACSYH), de la UJAT, Felipa Sánchez Pérez rendirá su tercer informe de actividades . El evento se realizará en el auditorio “Lic. Eduardo Alday Hernández” de la misma división. Al evento asistirá el rector Guillermo Narváez Osorio.
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