Luis García
Luego de que el gobernador de la entidad manifestara en un programa radiofónico, el pasado lunes que Tabasco se mantiene por debajo de la media nacional en incidencia delictiva, y de reconocer que el funcionamiento de los cuerpos de seguridad se encuentra en evaluación, ayer se dio a conocer sobre nuevos hechos violentos en los municipios de Tacotalpa y Jalapa, lugares que no habían sido detonantes en materia delictiva, pero al parecer eso quedó en el pasado.
La situación entonces nos dice que el discurso gubernamental dista mucho de lo que realmente pasa en la entidad, donde un día si, y el otro también hay hechos violentos que marcan un antes y un después del Tabasco que todos queríamos, donde la delincuencia había sido erradicada para pasar por un periodo de tranquilidad.
Qué sucedió, en que momento se detonó la delincuencia organizada, esa que afecta no solo entre ellos mismos, sino también a la población que se ve afectada por el temor a salir de sus casas, viviendo con miedo, y de la expectación de que en cualquier momento puede ser parte de los números rojos. No pueden las familias dormir en tranquilidad sabiendo que al otro día la vida continuará de manera en paz, no, ahora descansamos, pensando que mañana se puede presentar un hecho violento, en cualquier parte de nuestro Estado.
Desde diciembre hemos vivido con temor, pensando en que momento alguien que no tiene nada que ver con los maleantes puede ser baleado o agredido sin deberla ni temerla. El temor de la sociedad es cierto, y no solo es parte de lo que se llama percepción, como quieren hacer sentir las autoridades.
La caída del titular de Seguridad Pública y la llegada de las fuerzas federales, con personal especializado en el combate a la delincuencia organizada, nos está diciendo que no estamos libres de 100 azotes, que nos han estado engañando y que el gobierno federal tiene otros datos, de los cuales los ciudadanos comunes y corrientes no podemos saber, pero que además no queremos saber.
Aunado a los hechos sucedidos ayer, se unen la del crimen de una joven mujer en la zona de la Chontalpa, misma que fue asesinada y “entambada” como si fuera un animal, ignorándose hasta el momento quienes son los responsables de lo sucedido. Ciertamente todo hace indicar que es una cuestión del crimen organizado. Pero además lo sucedido en ese mismo municipio cuando en un evento de celebración en la villa Chichicapa por los festejos de San Sebastián cuando pistoleros a bordo de motocicletas arribaron al parque principal de la villa, disparando contra dos personas, sin embargo, la suerte les favoreció y no murieron.
Por la forma en que sucedieron los hechos las autoridades dejaron sentir que estas personas responden a intereses de la delincuencia organizada que existe en esas comunidades, como los hay en la mayoría de los municipios, incluyendo la zona serrana donde ayer los controladores de esos lugares andan haciendo limpias a los que se han dedicado a robar, limpiando, además, clandestinos que no quieren pagar piso. Todo tiene que ver con el control de los municipios, mientras que la autoridad, bien gracias.
Claro que la autoridad asegura con total cinismo que nada de lo anterior es cierto, que los hechos tienen que ver solo entre pequeños grupos delictivos. La realidad es que la lucha por el control de Tabasco está en su nivel más alto. De ello nadie mejor para saberlo que el gobierno y si no lo sabe, pues entonces que se quiten y dejen que el gobierno federal solucione el problema.
DE SALIDA. Ya Guillermo Narváez Osorio fue electo como rector de la máxima casa de estudios, UJAT, por los próximos 4 años, al designarlo la Junta de Gobierno para un segundo periodo 2024-2028. Se sabe que el originario de la sierra, es un político meticuloso que no da un paso sin saber que hay delante. Y cuando lo consultó con quien debería, y recibió el sí, pues de inmediato lo dio a conocer. Bien por la decisión de la Junta de Gobierno. Se dice que habrá algunos pequeños cambios en el nuevo periodo rectoral, pero son sólo ajustes.
Facebook
Twitter
YouTube
