El Lobo y la Rosa

Marichuy Castillo

Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo 

amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella.

Efesios 5:25 

En lo más profundo del bosque bosque de mi corazón, habita un lobo solitario llamado Rodolfo. A diferencia de sus congéneres, Rodolfo no se destacaba por su ferocidad, sino por su gentileza y su amor por la naturaleza que lo rodeaba. Entre todas las maravillas del bosque, una Rosa capturó su atención de manera especial. Era una Rosa única, de pétalos delicados y un aroma embriagador, pero marchita y triste. Conmovido por la fragilidad de la Rosa, Rodolfo decidió cuidarla con todo su corazón. Cada día, dedicaba tiempo a regarla con el agua más pura del arroyo cercano, protegiéndola de los vientos y las inclemencias del tiempo. Su amor y dedicación hacia la Rosa eran tan profundos que, poco a poco, la flor comenzó a recuperar su vitalidad perdida. Con el paso del tiempo, algo asombroso ocurrió: con cada muestra de afecto de Rodolfo, la Rosa cobraba vida. Sus pétalos se volvían más vibrantes y su fragancia más dulce. Pero lo más sorprendente fue el lazo especial que se formó entre el lobo y la Rosa. Un amor puro y sincero que trascendía las barreras de la naturaleza. Juntos, Rodolfo y la Rosa exploraban los rincones más remotos del bosque, compartiendo momentos de alegría y consuelo. La Rosa se aferraba a la melena del lobo mientras corrían libres por los prados, y Rodolfo la protegía con ferocidad de cualquier peligro que pudiera acechar. Su amor era tan poderoso que incluso los otros animales del bosque lo admiraban y respetaban. Y así, en el corazón del bosque, el lobo famoso y la Rosa vivieron felices para siempre, demostrando al mundo que el amor verdadero puede hacer que lo imposible se vuelva posible. Su historia se convirtió en una leyenda que inspiraba a todos los que la escuchaban, recordándoles el poder transformador del amor y la unión entre dos seres completamente diferentes pero inseparables en su corazón.

… A mi amado hijo. Y a su bella esposa…

De testigos.- Lograr que se haga justicia es parte esencial del ejercicio del derecho. Desde su última reunión hace un año, los miembros de la Asociación de Abogados en Cultura Jurídica de Tabasco, liderados por Edison Mateos Payro Oropeza, no han parado de trabajar en eventos y actividades para integrar nuevos miembros y garantizar que las nuevas generaciones de litigantes se sientan seguras en su práctica legal.

Durante más de once años, la asociación, con el abogado mercantilista Roger de la Cruz García a la cabeza, ha estado ocupada organizando convenios, ponencias e iniciativas, siempre defendiendo los derechos humanos de los abogados en diferentes áreas del derecho. En su última toma de protesta, en la Universidad Alfa y Omega y presidida por el rector Teófilo Cruz Guzmán, el nuevo presidente, Mateos Payro Oropeza, se comprometió a seguir capacitando a los miembros y a obtener resultados positivos en los litigios para las familias de Tabasco. Por su parte, Cruz Guzmán hizo hincapié en la importancia de la educación desde el hogar y el papel crucial de la universidad en la protección de la vida, la seguridad social y los derechos de la familia.

El fiscal Nicolás Bautista Ovando también animó a la asociación a seguir luchando por la justicia y ofreció el apoyo de la Fiscalía para resolver casos en esta nueva era, alentando a los abogados a señalar cualquier comportamiento inapropiado por parte de los fiscales. Se destacó la necesidad de que las nuevas generaciones de abogados se capaciten, participen activamente y mantengan un espíritu de responsabilidad y ambición en su desarrollo personal.