AGENCIA
REDACCIÓN
FRANCIA.- El pan, documentado como alimento básico para la humanidad desde la prehistoria, es hoy un elemento social y un reflejo de la identidad cultural de cada país. Un hecho que tiene su máxima expresión en Francia, la cuna de la “baguette” .
La “boulangerie” , la panadería, es quizás el único pequeño comercio que no conoce la crisis en Francia; hay más de 30 mil en todo el país, tres mil de ellas concentradas en París, y sus profesionales son trabajadores consagrados socialmente, muy lejos de la etiqueta de oficio obrero que les ha perseguido durante décadas.
Una profesión que tiene su cuna en la “École de Boulangerie” de París, por la que pasan cada año 500 becarios, ningún “amateur” , que quieren formar parte del gremio, muchos de ellos con la perspectiva de crear su propio negocio.
El pan es mucho más que un alimento en Francia; el 95 % de los franceses acude a su panadería de proximidad al menos una vez al día, en un 80 % de los casos para hacerse con la afamada “baguette” , muy requerida por su forma, su uso práctico y “también la cercanía que transmite con el propio artesano” , según el profesor de La Sorbonne Gilles Fumey.
La receta de la “baguette” es tan sumamente sagrada que está incluso regulada por ley desde 1993, aunque los franceses la consumen desde principios del siglo XIX; bastan unas proporciones adecuadas de harina, agua, levadura y sal, y el respeto de los tiempos de fermentación.