FELIPA NERY
“Basta con que un hombre odie a otro para que el odio vaya corriendo hasta la humanidad entera.”
(Jean Paul Sartre)
Si José Sainz Pineda era un hombre que antes de llegar a la Secretaría de Finanzas como titular de la misma ya tenía 600 millones de pesos, como afirmara su abogado Xavier Olea, qué necesidad tendría de ir a esa posición?. Sin duda que lo movía no sólo la ambición por el poder, sino por obtener mayores riquezas económicas, acrecentar su fortuna millonaria. Desde el primer año de gobierno, cuando Tabasco se encontraba en el caos por la inundación del 2007, el subsecretario fue acusado de trasladar en una avioneta particular unos ocho millones de pesos a Mérida Yucatán, donde tenía sus negocios y socios importantes. Desde entonces se empezaron a ventilar los actos de corrupción del hombre que hoy está en el Reclusorio acusado del desvío de más de mil 900 millones de pesos que según han denunciado las actuales autoridades, no fueron justificados los gastos para los que lo había destinado el gobierno federal, como eran, el sector salud, educación y seguridad pública. Después de encontrar 88.5 millones de pesos que supuestamente pertenecen a Sainz Pineda, la Procuraduría General de Justicia intensificó sus acciones de persecución en contra del ex secretario de Finanzas, incluso el gobernador Arturo Núñez Jiménez habría señalado que contaba ya con la colaboración del gobierno federal y del embajador de los Estados Unidos para su detención. La tarde del sábado pasado cuando Sainz Pineda trataba de huir hacia los Estados Unidos por la frontera con Tamaulipas, fue detenido por las autoridades de migración del vecino país, a quienes primero dijo que iba a visitar a sus hijas que viven en ese país, y posteriormente solicitó asilo político, sin embargo las autoridades le advirtieron que existía orden de aprehensión en su contra, por lo que procedieron a entregarlo a la Procuraduría General de la República, misma que el domingo a medio día lo confirió a la Procuraduría General de Justicia de Tabasco en la carretera de los límites de Veracruz y Tabasco, y después de varias horas de interrogatorio y llevarlo a un chequeo médico al ISSET, fue liberado, pero en el mismo acto lo detuvo la PGR por el delito de peculado. Seguramente José Sainz Pineda minimizó a Arturo Núñez Jiménez cuando este dijo que ya tenía el apoyo de las autoridades estadounidenses para su detención, por ello pretendió ingresar a los Estados Unidos de Norteamérica, pensando que no sería detenido, aunque de todos modos iba preparado, porque en su intento de cruzar la frontera, iba acompañado de un abogado que supuestamente impediría cualquier intento por detenerlo. Si bien Sainz Pineda y su abogado Xavier Olea le habían ganado a la Procuraduría General de Justicia, quien había cometido errores en sus intentos de notificarlo a comparecer para aclarar la procedencia de los 88.5 millones de pesos y otros desfalcos administrativos en la Secretaría de Finanzas, y Olea había apostado que sólo sobre su cadáver traerían a declarar a Sainz Pineda, seguramente fue él mismo quien le aconsejó que huyera del país, pero le salió contraproducente, porque fue detenido por las autoridades migratorias de Estados Unidos. Así como se investigaron las propiedades que poseen no sólo José Sainz Pineda y Andrés Granier, también se debe investigar a todos los demás funcionarios de primer nivel de esa administración que se enriquecieron en seis años y que en el registro del catastro aparecen todas las propiedades que hoy poseen y las mansiones, se debe cumplir a cabalidad el compromiso que ante la sociedad tabasqueña hizo el gobernador Arturo Núñez Jiménez el día que asumió el poder en el evento del Centro de Convenciones, cuando señaló: “a quienes le robaron a Tabasco no les espera el disfrute de riquezas mal habidas. Les espera la cárcel”. Sainz Pineda es el principal responsable del mal manejo del presupuesto, pero también otros funcionarios que se enriquecieron en ese sexenio, y tampoco deben disfrutar de ese saqueo.