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DE LA INDIGNACIÓN, A LA ACCIÓN

FELIPA NERY

“Para el logro del triunfo, siempre ha sido indispensable
pasar por la senda de los sacrificios.”
(Simón Bolívar)

Un video de un niño no mayor de diez años, que fue por demás violentado en sus derechos humanos por parte de un inspector de la Zona Luz del municipio de Centro, corrió ayer por las redes sociales y provocó la indignación de muchas personas que exigían que  ese servidor público fuera cesado de sus funciones; sin embargo, sus subalternos ordenaron iniciarle un procedimiento administrativo sancionador, por su forma de actuar. Se trata de un menor que vendía sus dulces en una canasta en la zona luz, al que sorprende un inspector y por no tener un permiso para desplazarse vendiendo sus dulces por esa zona, es obligado a tirar sus dulces porque el sujeto  pretendía quitarle la canasta, pero ante la intervención del público que por ahí pasaba, que empezaron a grabar en sus celulares la actitud soberbia, grosera,  discriminatoria y violadora de los derechos humanos de este niño,  ya no le quitó ni la canasta, ni sus productos que luego recogió del suelo, donde había sido obligado a tirarlos.  Este empleado, que no tiene ni la más mínima sensibilidad humanística, no sabe que la Convención sobre los derechos del Niño, le garantiza a este pequeño, no ser objeto de acciones arbitrarias o ilegales que ataquen su honra y su reputación, que tiene derecho a un adecuado desarrollo físico, mental, espiritual, moral y social, que a él se le deben inculcar el respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales, que debe ser preparado para asumir una vida responsable en una sociedad libre, con espíritu de comprensión, paz, tolerancia, igualdad y amistad entre todos los pueblos y que no puede ser sometido a ningún tipo de torturas, tratos, o penas crueles, inhumanas o degradantes. Por supuesto que este empleado de la zona luz que marcó psicológicamente a este niño, al abusar de su poder no sólo de adulto, sino de servidor público, cometió un acto reprobable, pero desafortunadamente sus subalternos no podían despedirlo de inmediato, porque este empleado tiene derechos laborales, y de haberlo despedido, entonces las autoridades municipales estarían incurriendo en violaciones a sus derechos, se repetirían arbitrariedades. Y es que esta forma abusiva, grosera y gorilezca de actuar de los inspectores no sólo de la zona luz, sino de la oficina de reglamentos no sólo del municipio de Centro, sino de todos los municipios, es el pan nuestro de cada día, ese ha sido su comportamiento de siempre, tirarle sus productos a la gente que se encuentra en las calles vendiendo sin tener un permiso, a muchas personas humildes que salen a vender sus dulces como este niño, su pozol, frutas, verduras, actúan así, porque esas son las indicaciones que han recibido para actuar, y estos abusan del gafete que los identifica como tales empleados. Sirva este hecho, en primer lugar, para que se imparta la capacitación debida a estos servidores públicos, para tratar a la gente como seres humanos, con respeto, con sensibilidad, y sobre todo, para que todas las autoridades y la sociedad en general, entendamos que todos esos niños que están en la calle ganándose la vida para subsistir, no deberían estar ahí, sino que deberían  estar en el seno de sus familias, recibiendo la atención debida que le garantice un desarrollo pleno tanto físico, como mental. Pero como las autoridades no cumplen con la función que les corresponde y la sociedad no levantamos la voz para recordarles a las autoridades cuál es su deber, entonces por eso estamos como estamos, por eso es la descomposición social que vivimos. Pero casos como estos, nos deben servir para ponernos las pilas, y cambiar, si es que queremos superar la descomposición social en la que nos encontramos, por el deshumanismo.