FELIPA NERY
“Me es absolutamente imposible construir cualquier cosa sobre la base de la muerte, la desgracia y la confusión. Veo cómo el mundo se va convirtiendo poco a poco en un desierto, oigo cada vez más fuerte el trueno que se avecina y que nos matará, comparto el dolor de millones de personas, y sin embargo, cuando me pongo a mirar el cielo, pienso que todo cambiará para bien, que esa crueldad también se acabará, que la paz y la tranquilidad volverán a reinar en el orden mundial.” (Ana Frank 15 julio 1944)
Como Ana Frank, me niego a creer que no haya esperanza de cambiar lo mal que estamos. Sigo siendo optimista, esperando que hagamos conciencia y cada día vayamos sembrando la semilla en cada una de las personas que tenemos a nuestro alrededor y sensibilizándonos en relación al dolor y sufrimiento de los demás, pensando en que si no nos solidarizamos con nuestros semejantes que carecen de todo, si no dejamos este individualismo, de que solo soy yo y no me interesa, no veo, ni escucho lo que le pasa a los demás, este mundo no va a cambiar. El saldo de la semana pasada siguió siendo desastroso, en relación al conflicto con los maestros, aunque hubo momentos en los que parecía que la civilización y los acuerdos políticos prevalecerían sobre la sinrazón, ese asomo de diálogo terminó rompiéndose; parece ser que el conflicto no es sólo por desencuentros entre el sindicalismo y el gobierno por sus prestaciones, sino que se trata de una lucha entre priístas y perredistas, porque quieren quitarle el poder a los priístas que aun tienen bajo su control a los sindicatos; la lucha es por el poder, por tener el control político, entonces, ante este panorama, las partes se radicalizan y quieren medir fuerzas, cada uno amenaza con las armas que tiene y las quiere hacer valer, sin importarles que en medio de este sándwich quede la sociedad y que cada día la situación de Tabasco se torne más dificultosa, que menos inversionistas nos volteen a ver, pensando que pueden verse afectados por estas movilizaciones, estas protestas, quién se atreve a tomar un avión y venir a la entidad con la intensión establecer empresa, si le pueden cerrar el aeropuerto, o bloquear las carreteras, como ocurrió la semana pasada en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, donde los maestros de la CNTE estrangularon el aeropuerto. Por un lado el gobierno dice hacer prevalecer el estado de derecho, pero sólo cuando le conviene, porque por el otro, sus adversarios los maestros, le sacan los trapitos al sol, demostrándoles que sus compromisos públicos de cambio verdadero sólo han sido puros discursos. Mientras esto ocurre, Tabasco sigue apareciendo y cada vez con porcentaje más alto, en primer lugar en la tasa de desocupación del país, cada vez más tabasqueños se quedan sin empleo, porque las empresas no pueden seguir manteniendo su planta de trabajadores porque se encuentran paralizadas; se anuncian inversiones millonarias para equipar a la policía, pero también se dice que hacen falta elementos humanos para hacer la función policíaca, pero no se termina de entender que el problema de Tabasco y del país, no es cuestión sólo de policías y ladrones, sino que el fondo es más profundo.