FELIPA NERY
“Lo que un hombre piensa de sí mismo, esto es lo que determina, o más bien indica, su destino.” (Henry David Thoreau)
Se cumplen hoy siete años de la tragedia que vivió Tabasco en 2007 con la inundación, de la que muchos no sólo no se recuperan al día de hoy, sino que se encuentran sumidos en la pobreza y con deuda, porque las pérdidas económicas que les provocó la inundación a los agricultores, a comerciantes y a las familias enteras que se cuentan en miles, no les han permitido sobreponerse, pues mucha gente quedó desempleada y sin poder adquisitivo, lo que ha llevado a la entidad a sumirse en altos niveles de pobreza. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en aquellos años calculó las pérdidas económicas en la entidad, en casi 32 mil millones de pesos, por los daños causados a la infraestructura y a los sectores productivos, sin medir los daños patrimoniales de las familias. En aquella ocasión, no hubo el respaldo del gobierno federal para recuperar a la entidad en sus sectores agropecuario, comercial y turístico. La nueva administración estatal que hoy encabeza Arturo Núñez Jiménez, que afortunadamente mantiene buenas relaciones con el gobierno federal, a pesar de ser de un partido distinto el que gobierna la presidencia de la República, debe escuchar muy bien a los representantes de los sectores productivos, para hacer los proyectos que se presenten al gobierno federal, para detonar la actividad productiva de la entidad, pensando en la derrama económica que puede buscar en torno a la actividad petrolera, pero también, detonando la industria turística y agropecuaria, porque finalmente estas actividades prevalecerán después que se termine de explotar el petróleo, además, de que se deben retomar los proyectos productivos familiares que permitan a grupos de personas desarrollarlos y ser autosuficientes, pues el gobierno no puede seguir impulsando el paternalismo, dando despensas a las familias que mayores necesidades económicas tienen, hay que enseñar a la gente a hacer, a producir para sobrevivir; por supuesto que hay discapacitados y ancianos que requieren de la despensa y hasta de un apoyo económico, pero no así hombres y mujeres que están en capacidad de producir; por ello, hay que respaldarlos con pequeños programas que les permita ser autosuficientes, pero que se haga pensando en el bienestar de la población, porque si se sigue pensando en tener a esta gente como clientela electoral, entonces los gobiernos los van a seguir utilizando sólo dándoles la despensa, pues si aprenden a ser independientes, no los tendrán de aliados cuando los necesiten, desafortunadamente así ha ocurrido en los últimos años, pero esperemos que esta situación pueda cambiar con este gobierno de Arturo Núñez, que ha expresado su compromiso con el humanismo, mismo que pasa, por enseñar a la gente a sobrevivir por su propio esfuerzo, pero claro, recibiendo el impulso que el gobierno bien puede darles…La falta de humanismo, la miseria humana y lo mal que se andan servidores públicos se demuestra con la muerte del agricultor de Sonora que luego de cinco días de permanecer tirado en las afueras del hospital público, falleció porque no fue hospitalizado, ni atendido en los problemas de salud que presentaba, porque no tenía seguro médico, ni dinero, según declaró el director del hospital.