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Linchamiento

Por: Guillermo Hübner Díaz

Tiene que ver con el apellido Lynch, la palabra ilinchamientol pronunciada multiplicadamente en Tabasco la semana pasada, luego de que un numeroso grupo de personas, castigó furiosamente a golpes hasta cortarle la vida a machetazos, al joven Isaías Pérez Olán, vecino de la Colonia La Manga II, quien había intentado violar a una jovencita preparatoriana.

La historia sobre los Lynch recoge 2 versiones, tan vieja una como la otra, aunque con diferencia entre ellas de unos 300 años.

Una indica que se debe al irlandés James Lynch Fitzstephen, alcalde en 1493 del poblado de Galway, quien envió a la horca a su propio hijo acusado de asesinar a un viajero español; otra señala que el vocablo se debe a Charles Lynch, un juez norteamericano del estado de Virginia que en 1780 ordenó la ejecución sin previo juicio, de una banda de ‘lealistasL, colonos que durante la Guerra de Independencia de los Estados Unidos, permanecían leales al reino de Gran Bretaña y a la monarquía británica.

En nuestro país, recordamos un caso muy sonado de linchamiento con repercusión en el mundo entero, episodio recogido por la historia moderna de México como uno de los más trágicos ocurrido en alguna comunidad.

La noche del 14 de septiembre de 1968, en San Miguel Canoa, Puebla, fueron masacrados 5 de 7 trabajadores de la Universidad Autónoma de Puebla, UAP, al igual que varios nativos que en todo momento se opusieron al salvajismo que finalmente les cortó la vida.

Los universitarios, excursionistas todos, de paso rumbo a las faldas del volcán La Malinche, se refugiaron allí debido al mal tiempo que les impedía temporalmente el ascenso.

Un cura malvado, como muchos curas, aseguró que no eran trabajadores y mucho menos excursionistas, sino ateos comunistas, lo que exacerbó a los fanáticos religiosos del lugar, emprendiéndola en su contra con cuanto tuvieron a mano. Del episodio escalofriante, sólo sobrevieron 2.

Sobre la barbarie en La Manga I, la Fiscalía ha dicho que se investigará a fondo hasta dar con los responsables del crimen de Pérez Olán por parte de una multitud enardecida que actuó espontáneamente por la conmoción vecinal que causó el intento de violación cometido por Isaías en contra de la joven estudiante.

Los motivos sociológicos concretos en contra de delincuentes, presuntos o declarados, se van haciendo frecuentes en México por la falta de justicia. Deben de ser considerados como un alerta preocupante para la sociedad, no sólo para las autoridades.

El fenómeno, no obstante, va más allá de los Lynch, los indígenas lo tuvieron como parte importante de justicia comunitaria y la Biblia da cuenta de ladrones, adúlteras, prostitutas, linchados hasta expirar.

En Éxodo 21:23-25 (se vivía por la Ley de Moisés), se dice: “Mas si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida, Ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, Quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe.”  Tenía efecto disuasivo, dicen los sacerdotes, se trataba de intimidar a los israelitas para que los delitos no se repitieran.

Como haya sido, no creo que sea la forma adecuada para castigar a alguien “humillándolo, pegándole e incluso matándole”. Si queremos justicia, no podemos actuar con más violencia ante la violencia. Simple.