Por: Felipa Nery
La Comisión Nacional de Derechos Humanos, a través de su presidente, Luis Raúl González Pérez, ha advertido de los riesgos de una “naufragio social”, ante el incremento de los asesinatos de periodistas y la impunidad que existe por parte de las autoridades para investigar y castigar a los perpetradores de estos homicidios, la CNDH ha dicho que “el incremento resulta alarmante si se considera que el homicidio de periodistas representa la forma más atroz y extrema de censura a la libre expresión, condición básica para el sano desarrollo de las sociedades democráticas”, por ello ha considerado como una necesidad proteger los derechos humanos de este sector de la sociedad por la actividad pública que realizan en la vida democrática del país. Muchos dirán, qué importancia tiene que maten a un periodista en relación a cualquier otro ciudadano. Tiene importancia, porque regularmente el periodista que es asesinado, es aquel que tiene una convicción firme sobre el papel que debe desempeñar el periodista en la sociedad, es el que investiga hechos que otros ocultan y los da a conocer a la sociedad, para hacerles conciencia en torno a la forma en que los ciudadanos deben conducirse de manera personal y en torno a la exigencia de rendición de cuenta de las autoridades que los representan en un estado democrático, por ello es tan importante que en una democracia se respete la libertad de expresión, pero si se asesina, si se mata a los periodistas, que son los principales beneficiarios de la libertad de expresión en un estado democrático, porque dan a conocer los abusos del poder, entonces, como dice el ombudsman Luis Raúl, se corre el riesgo del “naufragio social”, porque se mandan mensajes a la sociedad de que no pueden denunciar, de que no pueden levantar la voz, porque si al periodista que realizaba un trabajo a favor de la sociedad, le han privado de la vida, la misma suerte puede correr un ciudadano común, y entonces esto provoca que la gente se quede atemorizada, aterrorizada, paralizada, y por tanto, no se organice, ni salga a las calles a denunciar, ni exija a las autoridades que cumplan con la función que les corresponde, en relación a la inseguridad, en relación a la corrupción que priva por parte de los funcionarios. La impunidad en el 90% de los asesinatos de periodistas que han ocurrido contra periodistas, ha hecho que cada día sea mayor el número de periodistas privados de la vida, sabedores sus perpetradores, que tienen la mayor parte de probabilidad de no ser castigados, sobre todo, porque quienes se encargan de privar de la vida a periodistas, son precisamente, funcionarios públicos quienes pretenden acallar de esta manera todas sus incapacidades y hechos ilícitos cometidos en la administración pública, sin que se den a conocer, para que no sean desnudados. En México, se ha avanzado en la creación de disposiciones normativas e instituciones que alientan la vida democrática, sin embargo, el autoritarismo y la corrupción de los gobernantes, estas, no tienen freno.