Felipa Nery
Algunas definiciones de educar, nos dicen que es: desarrollar las facultades intelectuales, morales y afectivas de una persona, de acuerdo con la cultura y las normas de convivencia de la sociedad a la que pertenece; otra: proporcionar conocimientos o habilidades a una persona para darle una determinada formación. Efectivamente, esta es la tarea del maestro en las aulas escolares de todos los niveles, ayudar al niño, al adolescente, al joven, a crecer intelectualmente, para que cuando sea mayor, se convierta en una persona con actitudes y aptitudes para desempeñar un trabajo que le permita vivir dignamente del producto de su esfuerzo, pueda convivir de manera armoniosa en su entorno laboral, con sus vecinos y por supuesto con su familia en la que nació, creció, y después, en la familia que el mismo forme. Para que el maestro pueda desarrollar esta tarea, por supuesto que requiere de la colaboración de los padres de familia, porque cuentan mucho, las condiciones de vida en la que esos niños se desarrollen en sus primeros años de vida, tanto alimentaria, como psicológica, los afectos por parte de sus progenitores, crecer en un ambiente sano, de armonía, de amor, de paz, tranquilidad, porque cuando un niño crece en un hogar donde no sólo sus padres viven en violencia, en escándalos, insultos, golpes y ofensas entre ellos, este ambiente no le permite crecer sanamente, y peor cuando esa violencia física, verbal, psicológica, es dirigida al niño, porque el pequeño se convierte en tímido, retraído, y con muchos problemas de inseguridad que no le ayudan en el aprendizaje en la escuela. Hay muchas personas que descalifican al maestro por la falta de rendimiento escolar de los alumnos, no podemos negar que hay profesores irresponsables, que no aman el trabajo que desempeñan, pero también, la tarea de la formación de los jóvenes, no es responsabilidad completa del maestro. Hay que revisar las condiciones en las que llegan los alumnos de su casa a la escuela, las penurias que pasan, el abandono de sus padres, la falta de alimentación nutritiva, la falta de recursos económicos para sufragar sus gastos, desde el recurso económico para el transporte, hasta las necesidades que tienen hoy de contar con una computadora e internet para investigar sus tareas. Además, hay que considerar la masificación de la educación, aulas escolares hasta con 40 alumnos de primaria, y cuando son multigrados, la dificultad para la enseñanza es mayor. Hoy, al celebrarse el Día del Maestro, todas y todos tenemos que reflexionar, padres de familia y maestros caminar en el mismo sentido en la atención y formación de sus hijos, porque los problemas sociales que hoy vivimos en la entidad y el país, no los vamos a superar, si no mejoramos la educación y la cultura de los niños de hoy que serán el futuro de mañana. No se pueden seguir multiplicando las cifras de niños, adolescentes y jóvenes que desertan de las aulas escolares, porque sin educación, no habrá futuro mejor.