Estados Unidos y el talibán firmaron ayer un acuerdo histórico en Doha que pone fin a 18 años de guerra y que allana el camino para la retirada de las tropas estadunidenses.
Con esto deberán iniciar unas negociaciones de paz entre insurgentes y gobierno.
Entre aplausos y gritos de “Allahu Akbar” (“Dios es el más grande”) de algunos asistentes, el negociador estadunidense, Zalmay Khalilzad, y el jefe político de los talibán, Abdul Ghani Baradar, rubricaron el texto en la capital qatarí en presencia del secretario de Estado, Mike Pompeo, y de representantes de unos 30 países.
John Bolton, el exasesor de Seguridad Nacional estadunidense, calificó al acuerdo de “inaceptable”. El presidente Donald Trump reviró: “Nadie debería criticar este acuerdo después de 19 años”.
Con la firma del acuerdo, Washington se compromete a comenzar a retirar sus tropas de territorio afgano. Trump dijo que la salida estadunidense comenzará “inmediatamente”.
Todo ello está condicionado a que el talibán cumpla sus compromisos, ponga fin a sus ataques y comience las negociaciones con el gobierno, previstas, según el texto, el 10 de marzo, probablemente en Oslo.
Si los términos del pacto se respetan “nosotros y el resto de la comunidad internacional reunidos aquí estamos dispuestos a (hacer) gestos recíprocos”, afirmó Pompeo.
“El talibán no autorizará a ninguno de sus miembros, a otros individuos o grupos, como por ejemplo Al-Qaeda, usar el territorio afgano para amenazar la seguridad de Estados Unidos y sus aliados”, dice el texto.