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Las enseñanzas de la guerra

José Martínez

A veces las quejas son constantes entre nosotros. Se reclama por temas que en realidad no dejan nada para la vida. Decir, por ejemplo, que se necesitan promotores cívicos, desaparecer poderes en un municipio. Monreal peleando para que se declare inconstitucionalidad del delito de ultrajes a la autoridad, etcétera.

Darle suma importancia si perdió o ganó un equipo de futbol en México o el extranjero, es común.

La preocupación porque el parque Centenario no termina de construirse, ya que los aficionados esperan ansiosos regresar a ver perder a su equipo, está en primera línea. Nos ganan las cuestiones banales, sin el más mínimo sentido, que nos llevan a nada.

Y esto se comprueba con lo que pasa del otro lado del mundo, donde se desata una guerra. Ver a los ucranianos dormir en el interior del metro, comer lo que pueden. Familias enteras huyen, y detrás de ellos dejar casi todo, entre los sueños y esperanzas.

Las negociaciones están al más alto nivel, pero la realidad marca otra situación. La desolación de calles, los supermercados sin comida. El campo destruido, los toques de queda. La gente con miedo.

No se puede ni imaginar vivir una situación de tal magnitud. Imágenes que nos deben ayudar a reflexionar de lo que tenemos cerca y no le prestamos importancia, desde la misma naturaleza, tranquilidad y el poder caminar de forma libre por un parque.

Los temas feministas, la inseguridad, el alza a la tortilla, aguacate y limón continuarán, lo mismo que la gasolina.

Las elecciones que vendrán, el mal papel de algunos legisladores y de funcionarios, todo eso seguirá en la agenda diaria  pero, por lo menos no estamos bajo el bombardeo militar.

Desde ayer los ucranianos por parte de los rusos viven bajo alerta máxima, que podría incluir un componente nuclear, en el cuarto día de la invasión. el ministro de Exteriores ucraniano, Dmitro Kuleba, advirtió que la puesta en alerta de las fuerzas nucleares rusas tiene por objetivo “presionar” a Ucrania, pero, no obstante, afirmó que su país “no capitulará” ante Moscú.

En estos momentos sigue la defensa por el territorio. Sabemos que hay un país débil contra uno más fuerte. Las imágenes pueden hablar por sí mismas. La guerra de intervención militar está en marcha. Y sí, hablemos de la guerra y de sus víctimas.

 

HABERES

El 27 de febrero de 2020 se reportó el primer caso de COVID-19 en México. Fue un hombre de mediana edad, hospitalizado en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER). La presencia del virus SARS-CoV-2 se confirmó al día siguiente y sólo un par de semanas después, ahí mismo, ocurrió el primer fallecimiento por complicaciones graves de una enfermedad que, a dos años de distancia, los científicos no han terminado de descifrar. De hecho, afirma el infectólogo Gustavo Reyes Terán, el virus sigue en evolución. Nadie sabe qué viene.