José Martínez
Llama la atención una de las frases que ayer dio a conocer en su discurso el dirigente del PRD, Francisco Javier Cabrera Sandoval: “nos hemos olvidado del pueblo”. Lo anterior en el marco de sus 33 años de fundación.
Y repetimos, llama poderosamente la atención, sobre todo porque es como una confesión de arrepentimiento, de bajar la cabeza o de reconocer que durante años este partido caminó sin atender a los ciudadanos. Nació en la base y se alejó. Como muchos otros partidos.
El PRD tuvo su auge mientras Andrés Manuel López Obrador se mantuvo en esas filas. El tabasqueño le dio un brillo que se fue perdiendo poco a poco. A nivel nacional el instituto político era uno con mayor fuerza. El trabajo a ras de tierra.
Sin embargo, empezó a dividirse, y surgieron las llamadas “tribus” (de esa forma se autodenominaron), bloques o corrientes, cada uno con su razón de ser, pero con un denominador común: el poder.
¿Se pensó en la gente?, por mucho tiempo se buscó la respuesta, y ahora el dirigente reconoce que no. La dejaron en el olvido, se pensó mejor en un poder político personal de muchos. De acuerdo a un dicho del propio AMLO, él abandonó el partido porque éste había perdido su mística, y fue cuando creó el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Una organización que también debe aprender las lecciones.
Pero esto no sucede sólo en el PRD. El reclamo es generalizado para los partidos en México. Es una falta de sensibilidad, una costumbre reconocida por el mismo pueblo, quien dejó de exigir, hablar de su hartazgo.
Morena en estos momentos sigue en lo más alto de popularidad, sí, como un rating que mide y lo mantiene en ese sitio. Pero, al acercarse el 2024, donde se elegirá al nuevo Presidente del país, no sólo se escucha, sino se ve una ruptura, cuyos grupos están creando, y de nuevo, por buscar el poder, y olvidarse de la gente.
Del PRI, Movimiento Ciudadano, Partido Verde, y demás satélites, en estos momentos no tendría caso hablar. Cada uno de ellos tiene esa misma responsabilidad, pero desaprovecharon tantas oportunidades que han quedado sólo entre sus siglas. Mucho que remontar.
La política que se juega hoy es ante una falta de credibilidad ciudadana. Son retos enormes. Tareas titánicas para los partidos en busca de la confianza sepultada.
Que los discursos no sean una bandera en el aire. La gente necesita de la práctica democrática, y los partidos necesitan de los ciudadanos para sobrevivir.
HABERES
Evaristo Hernández Cruz se burla de las decisiones de las instancias electorales. Recordemos que está sancionado por violencia política de género, lo que le impide buscar un puesto de elección popular. Hace unos días se reunió con un gremio de taxistas, y anda nuevamente en actividad proselitista. ¿Busca reivindicarse?