José Martínez
El PRI debe estar recordando sus años gloriosos, porque fueron muchos, y es difícil olvidar. A costa de ese partido cientos de funcionarios hicieron fortuna, como innumerables militantes prestaron un servicio público. Hubo de todo.
A nivel nacional coparon todos los sectores. Eran dueños de sindicatos, gremios y asociaciones. Todo giraba en torno al tricolor.
Era una fuerza poderosa. Tuvo sus tiempos de gloria. El desgaste del poder y otros vicios lo llevaron a desquebrajarse. Los ciudadanos le empezaron a dar la espalda, y luego vino lo peor, sus propios fundadores lo negaron.
Sí. El PRI cayó de la gracia. Vino un tiempo de gran competencia al que trató de adaptarse. Pero su pedestal se hizo pedazos ante la realidad cada vez más compleja.
Perdió candidaturas en varios estados, senadurías, diputaciones, presidencias municipales. Fue un tsunami que de pronto lo desapareció. Se habla ya de una extinción política. Hay quienes señalan el daño que le hizo a la democracia en México; pero no debe ignorarse que fue también un elemento de estabilidad.
Después de la alternancia del 2000 y sobre todo del terremoto electoral de 2028, como una manera de poder sobrevivir empezó con sus alianzas, y en algunas elecciones se le vio a lado del PAN y el PRD.
Ahora su futuro es incierto. Las elecciones del domingo reciente mostraron que tiene un problema de fondo. No es algo pasajero.
Alejandro Moreno nada pudo hacer como presidente nacional del PRI, con su llegada se vino abajo casi todo. Ulises Ruiz, uno de los operadores del tricolor, dijo que el Revolucionario Institucional está destinado a desaparecer en 2024, y en caso de sobrevivir, también corre el riesgo de ser un “instituto bisagra” ante las necesidades de otras fuerzas políticas.
Subrayó que el PRI, para no desaparecer o convertirse en ese partido bisagra, debe abrirse a los ciudadanos y permitir que en la toma de decisiones en la selección de sus candidatos tengan una participación activa para postular a los mejores cuadros e incrementar los espacios que tiene actualmente.
En los comicios para renovar la gubernatura de Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas, el PRI obtuvo alrededor de 822 mil 249 sufragios, de acuerdo con datos de los Programas de Resultados Electorales Preliminares (PREP). En 2016, en esos mismos estados, tan solo en la elección de gobernador, el PRI había obtenido 2 millones 135 mil votos, sin contar los 67 mil 500 sufragios adicionales que en conjunto ganó su coalición con el PVEM y el extinto Nueva Alianza (Panal). Lo que indica que perdió el 61 por ciento de sus votos. (Animal Político, 08-06-22).
Ahora piden la renuncia de “Alito”, quien le achacan las derrotas. Está frente a graves decisiones.
HABERES
El secretario de gobierno de Tabasco, Guillermo Arturo del Rivero León, dijo que los 17 ayuntamientos de Tabasco deben garantizar la seguridad social de sus trabajadores sindicalizados y no sindicalizados sin ninguna distinción ya que los alcaldes tienen también una responsabilidad patronal. Una puntualización oportuna.