José Martínez
Por ahí andan queriendo alborotarle la gallera a la bancada de Morena de la próxima legislatura que entrará en funciones en septiembre próximo. Azuzan a la oposición para que no acepte las comisiones que les asignen, sino que aspiren a mejores posiciones.
El reparto de esos espacios siempre ha sido producto de una negociación política en el seno de la Junta de Coordinación Política. No habrá excepción a esa regla por más que quieran calentar a los futuros diputados opositores. Tampoco se trata de darle gusto a todos, menos a los que buscan protagonismo mediático.
Esa asignación, incluidos los cargos administrativos, se da conforme al peso específico que tendrá cada fracción parlamentaria de la LXV Legislatura. Ni más ni menos. Así que para que tanto brinco si el suelo está bien parejo…aunque, claro, para la oposición ahora las cosas no son tan fáciles.
En los tiempos del otrora poderoso PRI, cuando era el partido hegemónico y dominaba el Congreso, siempre se despachaba con la cuchara grande, acaparaba las mejores comisiones y controlaba la estructura administrativa del Legislativo, dejaba al resto de las bancadas espacios de menor rango e importancia.
Las fracciones minoritarias se tenían que conformar con lo que les ofrecieran. Era eso o nada. Formaban parte de las comisiones importantes no como “relleno”, como ahora se queja la oposición, sino al menos fijar posturas y debatir las iniciativas dictaminadas.
De modo que la oposición no puede alegar agandalle a la hora que se asignen las comisiones legislativas. El mandato ciudadano, expresado en las urnas, le otorgó la representatividad y el liderazgo a Morena en la Cámara de Diputados y su fracción parlamentaria hará valer esa legitimidad, aunque no le guste a la oposición.
Falta poco más de mes y medio para que la nueva legislatura inicie su primer periodo ordinario de sesiones. Todavía ni se instala como tal ni rinden protesta los nuevos diputados locales y ya andan metidos en la grilla, en la politiquería.
En la próxima legislatura recaerá la tarea de crear el marco legal al proyecto de gobierno del próximo gobernador, Javier May, el cual, dicho sea de paso, no estará sujeto a presiones ni a chantajes.
Quien conoce a Javier May sabe que ejercerá un gobierno de diálogo pero de mano firme, como lo hizo las dos veces que fue presidente municipal de Comalcalco, dirigente partidista y servidor público federal. No es casual que el actual presidente de México le haya asignado tareas difíciles.
HABERES
EN POLÍTICA no hay casualidades, por eso no resulta sorpresa la campaña negativa que grupos mediáticos, empresarios y líderes que perdieron sus privilegios cuando Octavio Romero puso punto final al saqueo de Pemex. Ahora cuando vienen los relevos tienen temor que uno de los personajes más cercanos a López Obrador sea ratificado. Aparte de cortar los negocios del huachicoleo y la subasta de Petróleos Mexicanos, Romero Oropeza puso orden en la administración de Pemex, terminó con el tráfico de plazas por parte de la mafia sindical y mejoró la extracción y reservas de crudo. Ahora viene el desafío de la refinación y la oferta de combustibles para la demanda interna. Como sea, Claudia Sheinbaum lo conoce bien y han caminado juntos desde el 2000.