José Martínez
Hace algunos días escuchaba un comentario sobre la reubicación del reloj floral, que según se sabe es la cuarta ocasión que cambia de lugar. Esta vez estará en el distribuidor vial del Guayabal.
El personaje es del común de la gente, que transita frecuentemente las vías y las calles de nuestra ciudad, pero tiene lo que a muchos funcionarios públicos les falta: la sensatez y la observación. “Si definitivamente se tiene que cambiar el lugar del reloj floral tendría que ser a la entrada principal de la ciudad, en la carretera federal México-Villahermosa, para dar así la bienvenida a quienes llegan o se van, y sepan exactamente la hora de salida o arribo”.
Desafortunadamente para el ciudadano, el contribuyente, el que espera que los impuestos que paga se reflejen en obras duraderas y de utilidad, lo que ha ocurrido con el reloj floral no es más que ocurrencias, como lo fueron las toscas e inservibles maceteras que mandó colocar Gerardo Gaudiano Rovirosa en su breve paso como alcalde de Centro; no hablemos del chiste de ciertas petunias y unas palmeras que murieron bajo los rayos del sol de la capital tabasqueña.
Mejor paremos de buscarle porque seguramente la lista de desfiguros sería extensa. No. Pero no podemos echar al olvido el monumento de Manuel Andrade dedicado a Manuel Andrade en la vía corta hacia Comalcalco, apenas tomando el rumbo hacia Cunduacán. ¿Qué sucederá dentro de los cerebros de estos personajes? ¿Cuál será o cómo, su proceso reflexivo? Es un verdadero misterio por resolver para la ciencia.
Tirar el presupuesto público al bote de la basura. Como sucedió hace cosa de un año con el monumento colocado en la glorieta de entrada de Villahermosa a Jalapa. Un armatoste que quién sabe cuántos millones de pesos le costó al escaso presupuesto de aquella municipalidad, recursos que tanta falta hacían para reparar los caminos vecinales que se despedazan y son casi intransitables hasta para quienes andan a pie, pues parecen lodaceros donde holgadamente se podría quitar el calor un chancho de cualquier tamaño.
Ocurrencias, chistes malos, burla. Sinónimos que nos han heredado gobernadores, alcaldes y otros funcionarios en su afán por querer pasar a la historia gobernando como si Tabasco fuera un latifundio haciendo lo que se les venga en gana.
Es tiempo de poner orden, de que los ciudadanos asuman su derecho a ser respetados.
DESDE EL TAPANCO
Javier May Rodríguez, gobernador electo de Tabasco, adelantó que el próximo dos de octubre enviará al Congreso del estado sus primeras iniciativas entre las que se encuentran la de la Ley Orgánica del Estado, para adecuar las nuevas secretarías.
El mandatario ya casi en funciones indicó que además se presentará la Ley de Austeridad, para cuidar el gasto público y que ningún funcionario gane más que el gobernador de Tabasco, así mismo se promoverá regresar a la elección de delegados. Son varias las propuestas que buscan darle un nuevo sentido a la administración pública.
