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VIVA AGUASCALIENTES’N (VIVA),  ADIÓS INGENIERO VALDIVIA

VIVA AGUASCALIENTES’N (VIVA),  ADIÓS INGENIERO VALDIVIA

Luis García

Era un hombre de Dios, cada que podía asistía a la catedral a escuchar la homilía dominical, pues del lugar de donde el venía, todo tenía que ver con la iglesia. Decía que estar en la iglesia lo alejaba de todo los problemas que existían. Nació en Calvillo, Aguascalientes, pero luego su familia se traslado a la Ciudad de México, donde estudió la prepa e hizo su carrera profesional como ingeniero en alimentos en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Fue maestro del “basiquieres”, como él le decía al Bachilleres, sin embargo, se dio cuenta que lo suyo, lo suyo no era la academia o la docencia y prefirió buscar un empleo siendo inspector de alimentos en la capital de la República. Pero la realidad es que no veía futuro en ese trabajo y entonces gracias a su amigo y cuñado, el contador Mario Oropeza(+), ambos originarios de Aguascalientes, logró conectarse con el entonces recién nombrado secretario de Finanzas de Tabasco, don Antonio Palavicini Murillo, donde inició su encuentro con el lugar del que nunca se iría.

Poco tiempo después lo comisionaron a la entonces Comité de Feria, mismo que era dirigido por una persona que nunca más dejaría ir al “gordo” como le decían sus amigo y en especial el licenciado Ignacio Cobo González. Alfonso Valdivia Martínez había encontrado un sentido en la vida. Ese sentido que estuvo buscando por muchos años, era un joven fuereño acompañado de doña Elena, su esposa y sus pequeños, José Alfonso y Oscar.

Comenzaba una nueva vida para este personaje que nadie conocía, ni sabían de donde procedía, iniciaba una travesía qué ni el mismo se imaginaba, como un día me lo platico en esas largas charlas de café que tuvimos en la primera mesa del restaurante “La Hacienda” del hotel Viva.

Luego por acomodos políticos, el licenciado Cobo González ocupa la Coordinación General de Comunicación Social del Gobierno del Estado y nombra al ingeniero como encargado del área administrativa. Ahí se convierte en alguien fundamental para nuestro director general. Hubo un breve lapso, terminando el gobierno de EGP se va de Tabasco, pero se vuelve a encontrar con el licenciado Cobo y lo regresa para integrarse de lleno a sus empresas.

Alfonso Valdivia, comienza una nueva etapa en su vida, se va metiendo en las cuestiones del manejo de prensa, monitoreo y no se que otras cuestiones que lo hacen ser parte de este gremio tan difícil como lo es el periodístico. No había ningún comunicador que no tuviera que ver con él. Pero el ingeniero, o el barbas, o el gordo, como lo conocían ya, tenía mucho que ver con diversos grupos reporteriles que se habían hecho sus amigos y él, de ellos.

Creo que fui uno de sus amigos mas cercanos durante mucho tiempo, pero habían también muchos, porque si algo sabía hacer, era amigos. Con todos tenía que ver, platicar, escucharlos, apoyarlos, cuando podía. Muchas cosas se dijeron del gordo, pero la más recurrente, era “es amigo”. Trataba con los más difíciles, con los testarudos y no sabemos como, pero salía airoso. Así era nuestro amigo y “jefe” como nos decíamos cuando me habla por teléfono para darme alguna intrucción del máximo jefe.”

Le encantaba el tequila, más que ningún otra bebida, siempre que comiamos o asistía a algún evento, lo principal era tomarse unas copas de ese destilado que le recordaba siempre a la zona donde nació. Recuerdo una vez que nos encontramos en la CDMX para realizar algo del periódico, iniciamos un proceso desde una comida en un restaurante chino, pues su amor por la comida de ese paìs, provenia precisamente de su familia política, pues muchos sabemos que su esposa doña Elena Chong, es una digna originaria de ese lejano país, por lo que él se adentró en las tradiciones culinarias orientales. Al final terminamos en el Tenampa a altas horas de la noche con muchos tragos de tequila encima y su canción preferida, “Pelea de gallos”, un recuerdo eterno de su tierra natal. Y cantaba eufórico, “Viva Aguascalientes’n (VIVA) Ya se imaginaran al otro dìa con la resaca.

Pero todo tiene una cima en la vida y la tuvo, muy buena, excelente diría, pero igual hay un declive, natural en la vida de los seres humanos, creo que la de él comenzo cuando le realizaron una cirugia de urgencia, un médico carnicero que le dejó afectado emocionalmente, ya no volvió a ser el mismo, todo cambio en la vida de nuestro amigo, sin embargo, continuó adelante, se enfrentó a sus temores.  Vinieron otras dolencias y al final, se nos fue el jefe, el amigo, el político, el comunicador empírico, el excelente escuchador y sobre todo gran ser humano.

Son muchas anecdotas que podemos narrar del ingeniero Alfonso Valdivia, de todo tipo, profesional, laboral, chuscas, políticas, pero lo mas importante es que siempre fue un amigo, sincero, claro, preciso y sobre todo realista. Lo vamos a recordar eternamente, en Tabasco él siempre será parte de la comunidad periodística. Hasta donde se encuentre, “jefe”, mi saludo, agradecimiento y afecto eterno.  Descanse en paz, ingeniero.