“Esta campaña tiene el objetivo de evitar el consumo (…) A nosotros nos corresponde, sí, combatir lo que tiene que ver con lo ilegal, pero también informar y educar. Primero, nos van a ayudar a medir los impactos de la campaña. Y, segundo, va a las escuelas.
O sea, la idea es que los maestros, padres y madres de familia tengan información, sepan cuál es la conducta que cambia con un hijo o una hija, y si se está acercando o no a las drogas, o pudo haber probado alguna droga; que haya comunicación en la familia y sobre todo a los jóvenes”, destacó. Reconoció que en México no existe un problema de consumo de fentanilo, como lo hay en Estados Unidos, —donde este opioide sintético causa alrededor de 100 mil muertes al año—, dado los valores de la sociedad, el cuidado entre familias y la campaña contra esta droga, que ahora se retoma con mayor fuerza.
“El fentanilo en nuestro país realmente no es un problema, no hay una crisis como lo hay en Estados Unidos, en algunas ciudades de Estados Unidos, en algunas ciudades de Canadá, principalmente, pero no queremos que llegue a nuestro país y por eso, iniciamos con esta campaña en contra del fentanilo y que se conozca qué significa el fentanilo y el daño que puede causar a la salud”, destacó.
Por ello también presentó el primer capítulo de la miniserie Fentanilo: De la innovación farmacéutica de Janssen a un problema de salud pública global, en el cual se expone el origen de este opioide, su autorización para uso médico, así como el reconocimiento de su peligrosidad por parte de farmacéuticas y organizaciones internacionales.