La llegada de la Navidad a México ocurrió durante el periodo colonial, en 1528 se tiene registro de una de las primeras celebraciones en la Nueva España, donde religiosos reunieron a comunidades indígenas y españolas en actos litúrgicos acompañados de cantos y representaciones
Felipe Hernández/AVANCE
Navidad, una de las celebraciones más extendidas del mundo y cuyo origen no responde a un solo lugar ni a una única tradición, distintas culturas han marcado el cierre del año con rituales relacionados con la luz, la renovación y la esperanza, elementos que más tarde serían retomados por el cristianismo para dar forma a esta festividad.
En Europa antigua, las celebraciones de diciembre estaban ligadas al ciclo solar y al renacimiento de la naturaleza, con el avance del cristianismo, estas fiestas fueron resignificadas y el 25 de diciembre quedó establecido como la fecha para conmemorar el nacimiento de Jesús, integrando símbolos y costumbres previas para facilitar su aceptación entre los pueblos.
La llegada de la Navidad a México ocurrió durante el periodo colonial, cuando las tradiciones europeas se encontraron con las culturas mesoamericanas. En 1528 se tiene registro de una de las primeras celebraciones en la Nueva España, donde religiosos reunieron a comunidades indígenas y españolas en actos litúrgicos acompañados de cantos y representaciones.
Con el paso del tiempo, la celebración tomó un carácter comunitario, durante los siglos XVII y XVIII, las fiestas navideñas se vivían principalmente en iglesias y atrios, con procesiones, rezos y escenificaciones del nacimiento de Jesús. Desde Asia llegaron los fuegos artificiales y los faroles que se integraron al ambiente festivo.
En el siglo XIX, la Navidad en México adquirió una de sus expresiones más representativas: las posadas. Durante nueve noches, los vecinos recreaban el peregrinar de María y José, combinando oración, canto y convivencia, al finalizar, los asistentes compartían dulces, frutas y bebidas tradicionales.
Otro símbolo fundamental es la piñata, que se volvió inseparable de las posadas, más allá de su colorido aspecto, su forma y ritual encierran un significado religioso que representa la lucha contra el mal y la recompensa por la fe, transformándose con el tiempo en un elemento lúdico para niños y adultos.
Durante el siglo XX, la Navidad mexicana incorporó influencias extranjeras como el árbol navideño y personajes como Santa Claus, sin embargo, muchas regiones conservaron tradiciones propias, como la llegada de los Reyes Magos o del Niño Dios como portadores de regalos.
Entre los aportes más reconocidos de México al mundo destaca la flor de nochebuena, originaria del país. Presente en hogares y espacios públicos, esta planta se ha convertido en un símbolo universal de la Navidad, recordando el profundo vínculo entre identidad, historia y celebración.
