Por Daniel Morales/Avance
Los tonsilolitos suelen pasar inadvertidos, aunque especialistas de distintas instituciones médicas coinciden en que su presencia explica síntomas comunes como el mal aliento persistente o la sensación de tener algo atorado en la garganta. Se trata de pequeños depósitos sólidos que se forman dentro de las criptas de las amígdalas, una condición benigna que, pese a su aspecto, rara vez provoca complicaciones.
De acuerdo con la Mayo Clinic, estas formaciones aparecen cuando células muertas, restos de alimentos y bacterias quedan atrapados en las cavidades amigdalares y con el tiempo se compactan hasta calcificarse. La Cleveland Clinic describe el proceso de manera similar y añade que quienes tienen amígdalas naturalmente profundas son más propensos a desarrollar estas acumulaciones. La explicación coincide con la de Johns Hopkins Medicine, que vincula los tonsilolitos con episodios de inflamación crónica o amigdalitis repetida, situaciones que agrandan las cavidades donde se acumula el material.
Los síntomas suelen ser leves. La Academia Americana de Otorrinolaringología, a través de su plataforma ENT Health, señala que el signo más frecuente es el mal aliento, ocasionado por la actividad bacteriana sobre el material atrapado. También se presentan molestias al tragar o la percepción de un cuerpo extraño en la garganta. En muchos casos ni siquiera causan dolor y solo se detectan al observar pequeños puntos blanquecinos o amarillentos en la superficie de las amígdalas.
El tratamiento no requiere medidas agresivas. Tanto la Mayo Clinic como la Cleveland Clinic recomiendan gárgaras con agua tibia, buena higiene bucal y, en algunos casos, la remoción suave de las pequeñas piedras cuando resultan visibles. La cirugía queda reservada para pacientes con infecciones repetitivas o molestias persistentes, una decisión que los especialistas consideran excepcional.
Aunque su nombre pueda alarmar, las instituciones médicas consultadas coinciden en que los tonsilolitos no representan una amenaza seria para la salud. Su importancia radica sobre todo en el efecto incómodo que provocan y en la necesidad de distinguirlos de infecciones más severas.