Por David Morales/Avance
En Tabasco circula de forma cotidiana la palabra shuquio —también escrita shukio— para referirse a un mal olor fuerte, especialmente el que queda en trastes mal lavados, ropa húmeda, superficies con restos de comida o cualquier objeto que conserva hedor desagradable. Aunque esta forma no aparece en diccionarios oficiales del español, sí pertenece a una familia de palabras bien documentadas en México cuyo origen es claro choquía, un mexicanismo de raíz náhuatl.
El término original proviene de xoquializtli, que en náhuatl significa “hedor de azufre o cosa así”, según explican trabajos de lexicografía indígena citados en investigaciones de cultura popular. Esta palabra evolucionó en el español mexicano hacia choquía, registrada en múltiples glosarios de mexicanismos para designar ese olor persistente que aparece cuando algo no se limpió o secó correctamente.
Cómo “choquía” se volvió “shuquio” en Tabasco
En el sureste —y particularmente en Tabasco— la palabra se transformó por dos mecanismos muy propios del acento choco
La aspiración y suavización de la “ch”
En el habla tabasqueña es común que ciertos sonidos frontales se relajen o se hagan más suaves en contextos cotidianos. Así, cho- puede moverse hacia sho- o shu-, fenómeno documentado en estudios de fonética regional del Golfo que observan una tendencia a suavizar la consonante para agilizar la pronunciación.
El cierre vocálico de la sílaba final
Donde el español general pronuncia -ía, el habla choca tiende a cerrarla hacia -io, algo visible en otras palabras adaptadas localmente. Así, cho-quía deriva naturalmente en shu-quio o shu-kio.
El resultado es una forma que, aunque distinta a la original, mantiene el mismo significado y se entiende de inmediato entre los hablantes de la región.
En casas y cocinas se escucha “ese vaso huele a shuquio” cuando la humedad deja olor rancio. En la ropa, un vecino puede advertir “esa camisa trae shukio” para señalar que se guardó sin secar bien. Incluso se usa como adjetivo general “no dejes shuquio en la mesa”, aplicado a restos que desprenden olor.
El paso de choquía a shuquio/shukio demuestra cómo el español tabasqueño no solo adopta palabras, sino que las acomoda a su ritmo, su sonoridad y su identidad fonética. Es una muestra clara de cómo la oralidad regional convierte un mexicanismo tradicional en un vocablo propio, vivo y reconocible para quienes habitan la región.