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El influyentismo y la corrupción, grave daño que se combate

El influyentismo y la corrupción, grave daño que se combate

José Martínez

El presidente Andrés Manuel López Obrador utilizó ayer un dicho popular veracruzano para referirse a los resultados de la gestión del gobierno federal en materia de empresas, finanzas y economía: “cuando la milpa se da bien, hasta para los pájaros alcanza”.

Esto es, dijo el mandatario, que el progreso de la economía ha beneficiado al pueblo, a los sectores medios y clases medias, se han credo miles de pequeños negocios, pero también los grandes empresarios y el sistema bancario ha tenido enormes utilidades.

Basado en los datos más recientes del INEGI, López Obrador respondió a sus críticos y señaló que en realidad no toman en cuenta el beneficio para las mayorías sino que “están muy enojados” porque se combate la corrupción, el influyentismo. También, diríamos, hay otras lacras como el compadrazgo, la intermediación y la simulación, que tanto daño causó y causa al país.Es cierto que no se ha erradicado del todo, persisten vicios, pero en eso no tiene la culpa el Presidente, porque dio instrucciones y lineamientos muy claros desde el principio de su gobierno.

Por eso se tendrá que tendrá que llamar a cuentas a algunos integrantes del gabinete, mandos medios, gobernadores, alcaldes, legisladores. Se trata de luchar contra una cultura del agandalle, la transa y los moches.

Señaló AMLO desde Palacio Nacional que hay dos tipos de empresarios:

quienes no son en sentido estricto empresarios, sino traficantes de influencias que les permitieron cometer abusos, sobre todo en el ramo de la construcción y que en realidad sólo eran contratistas.

Y por otro lado verdaderos empresarios, constructores, inversionistas que cumplen y obtienen una ganancia lícita razonable.

Reconoció y advirtió, sin embargo, que “todavía quedan algunos que nos han dado dolor de cabeza, porque no avanzan en una obra; se les tiene que quitar la obra…”

Y también existen –indicó- “amigos míos, lecheros, que los convencieron, los sonsacaron, se volvieron empresarios petroleros, un panadero petrolero”. No les fue bien porque se combate sea mala práctica.

Lamentablemente muchas de esas prácticas viciadas ocurrieron en Pemex, donde el director Octavio Romero aplica una permanente vigilancia. La maraña construida durante décadas le impide avanzar más de prisa, pero sin duda que se puede constatar el esfuerzo contra la corrupción y el contratismo.

Lo expresado por el presidente López Obrador respecto a los pseudo empresarios es válido también para los pseudo políticos que en realidad nunca se interesan por el bienestar del pueblo sino sólo por estar incrustados en el presupuesto y en el poder, para vender y comprar favores.

Esto nos hace recordar aquellos tiempos cuando se buscó que el partido en el poder, entonces el PRI, utilizara sus seccionales y a sus militantes para vigilar el cumplimiento de las obras. Ahora desde Morena deberían estar vigilando a gobernantes y legisladores.

 

HABERES

 

Se presentó ayer el libro “Museo de Tabasco”, una interesante y necesaria investigación realizada por Landy Aguilar Palafox.  El evento fue en el Centro Cultural Villahermosa. La obra comentada por Carlos Pellicer López, Carlos Emiliano Pérez y Víctor M. de Dios Olán. El Museo de Tabasco, primero en su género en la entidad y segundo a nivel nacional, fue creación del poeta de América, inaugurado el 19 de noviembre de 1951 en Plaza de Armas. Con el tiempo fue pasado a otro recinto.