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SUEÑO DE FIN DE AÑO

SUEÑO DE FIN DE AÑO

Marichuy Castillo

He aquí yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis?

Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.

Isaías 43:19

 

En un pueblo llamado Esperanza, enclavado en un rincón mágico, tropical y caluroso en un país bastante surrealista, vivía una joven llamada Clara. Ella disfrutaba caminatas por sus calles empedradas con sueños, aunque de repente con algunos baches de plastilina. En Esperanza, cada año tenía su propio color y melodía, y estaba gobernado por el misterioso Señor del Tiempo, un ser más allá de la densa realidad que dirigía los hilos del pueblo a través de un reino etéreo.

En vísperas de un nuevo año, el Señor del Tiempo se le apareció en un sueño a Clara. Con su larga túnica y su reloj de arena, le dijo que el próximo año sería diferente a los anteriores.

Los días se convertirían en acertijos, las noches en canciones susurradas por las estrellas y los caminos en senderos mágicos que conducirían a destinos inesperados. Clara se sintió nerviosa ante la incertidumbre que le esperaba. ¿Cómo podría planificar su vida si cada día fuera un enigma?

Así, decidió buscar el consejo de los ancianos del pueblo, sabios que vivían en los malecones de la Reflexión.

Uno de ellos, de barba blanca y ojos centenarios, le dijo: “ Clarita, el Señor del Tiempo nos desafía para enseñarnos a confiar. Cada día puede ser una sorpresa, pero si confías en el viaje, descubrirás que los senderos mágicos siempre te llevan exactamente donde debes estar.”

Armada con estas palabras, Clara abrazó el nuevo año con valentía. Los días comenzaron a desplegarse como capítulos de un libro encantado. Encontró encrucijadas, pero también que cada elección, por más desconcertante que pareciera, estaba guiada por manos invisibles que tejían su destino.

Un día, cuando el sol estaba a punto de ponerse, Clara se encontró en un sendero que se dividía en tres direcciones. Confundida, cerró los ojos y recordó las palabras del anciano. Confiando en que el destino la guiaría, eligió el camino de la fe, y mientras caminaba, el sendero la llevó a una ribera llena de flores brillantes y una fuente de agua cristalina. Allí, Clara encontró un regalo sorpresa: un libro dorado que contenía las lecciones y bendiciones de aquel año surrealista.

El día final del año, cuando el Señor del Tiempo apareció nuevamente en un sueño, Clara le agradeció por las lecciones aprendidas. “Cada día es un regalo”, le dijo. “Aunque no siempre entendamos los eventos, aprender a confiar en el misterio nos lleva a lugares maravillosos”. Y así, Clara continuó su viaje en el pueblo de Esperanza, sabiendo que la magia de la fe y la confianza en Dios transforman cada año en una aventura única y sorprendente.

De testigos.- En el año que se desvanece no me queda más que agradecer por todo lo que estos días han significado para mí, gracias Señor, por todo lo que ne has dado y me preparo para recibir tus bendiciones. BIENBENIDO 2024. Agradecer, es la palabra clave, aunque para muchos es difícil mostrar agradecimiento, aun en los momentos de más angustia debemos agradecer y clamar al Todopoderoso, que nos sustenta, agradezco los buenos momentos y a los malos que también, una enseñanza me han dejado.