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LAS INUNDACIONES NO SE  ACABAN; ¿LA FRASE DE NUNCA MÁS UNA INUNDACIÓN, SEGUIRÁ SIN CUMPLIRSE?

LAS INUNDACIONES NO SE ACABAN; ¿LA FRASE DE NUNCA MÁS UNA INUNDACIÓN, SEGUIRÁ SIN CUMPLIRSE?

Luis García

Como cada año, la psicosis de la inundación regresa al pueblo tabasqueño. Aquella frase de que “no nos volveremos a inundar” que proclamó el presidente de la República y que todos escuchamos como un bálsamo en nuestras mentes y corazones, no resultó ser cierta. No sabemos si es culpa o no del mandatario de la nación o de sus operadores políticos en la entidad o los que están a lado de él, que no entendieron el termino de la frase nunca más. Es decir que esa situación de incertidumbre se acabaría, pero en la realidad seguimos teniéndola, no estamos a salvo de 100 azotes, aunque las autoridades actuales digan otra cosa.

Tenemos que reconocer que en el caso de la Secretaría de la Marina (Semar), se supone, se encuentran trabajando en el dragado de los ríos en la zona de Centla, desde hace más de un año. Se presume en diversas informaciones publicadas en meses anteriores, que hay un alto número de dragas propiedad de la Semar laborando en las aguas de los ríos de la entidad. La pregunta es ¿alguien ha visto a esas dragas trabajar?

No, es la respuesta de la mayoría de las personas. Y se preguntan: ¿Qué obras, además de las ya existentes desde antes de este gobierno, se han realizado?, además del majestuoso malecón de las Gaviotas, que a decir de los propios habitantes del lugar es una reverenda porquería, se han hecho para salvaguardar nuestra ciudad. Para acabar con esta incertidumbre que año con año sentimos los que vivimos en zonas bajas, como son tantas colonias populares.

La semana que concluyó se nos llenó de información sobre el peligro que pueden representar las fuertes lluvias que aún no llegan y por ello la necesidad de proteger el malecón para que el agua no entre a la ciudad, como sucedió hace ya 15 años cuando las empresas y la ciudadanía, perdieron miles de millones de pesos en mercancías, en enseres domésticos, en viviendas, en plantaciones y muchas cosas más.

Tan solo el hecho de que digan que el centro de la ciudad podría ser afectado por una nueva inundación pone a los que trabajan, viven, tienen sus empresas, pequeñas, medianas o grandes en la zona, en total estrés, porque en realidad nadie puede saber lo que se siente, si no ha sido parte de una pérdida como la sucedida en 2007. La zozobra hace presa de quienes vivieron las terribles pérdidas de sus empresas en la totalidad. No se trata de ser alarmistas, ni de hacer quedar mal a nadie, sino de iniciar un proceso de resiliencia para quienes pueden perder sus enseres, sus mercancías y sobre todo su propia dignidad.

Estoy seguro de que las autoridades lo menos que quieren es provocar temor, entre la ciudadanía, pero también se encuentran en la disyuntiva de hablar con la verdad o tapar todo como siempre había sucedido esperando que lo peor no llegue y si llega culpar a la naturaleza de cosas que quizás pudieron ser prevenidas.

La realidad es que faltan aún muchas fechas en la temporada de lluvias que ya se encuentra entre nosotros, son dos meses que tenemos que atravesar, pensando que las cosas podrían ponerse peor o llegar a grados no tan difíciles como el 2007, pero sí como lo sucedido en 2020, donde el gobierno federal tuvo que aportar 2 mil millones de pesos para apoyar a los miles de ciudadanos que sufrieron serias anegaciones en sus viviendas y en sus propiedades.

Aclarar que en este texto sólo estoy refiriéndome a la ciudad de Villahermosa y sus alrededores, pero también los municipios de la región de los Ríos, comunidades de la Sierra tabasqueña, ya se encuentran entre el agua, porque las grandes corrientes de los ríos que bajan de Chiapas han comenzado a provocar serias afectaciones y al parecer la ayuda ha sido mínima por parte de las autoridades municipales y por lógica del gobierno estatal.

Los estragos en la región de los Ríos, principalmente Balancán y Jonuta han sido severos en las zonas bajas donde el Usumacinta entra siempre a las casas, a los terrenos de las personas que año con año sufren las inclemencias de vivir en un lugar cercano a la afluente del río más grandes de México, el más caudaloso.

El traslado de ganado de un lugar a otro se encuentran en estos momentos en las zonas de Jonuta donde ganaderos buscan espacios para rentar en comunidades que corresponden ya a Chiapas, mismos que encarecen la renta de los espacios al saber que es urgente colocar el ganado que de lo contrario llegan hasta morir por no encontrar forma de alimentarse, también corren el riesgo de ahogarse. Y si aunado a ello se presenta el robo, las cosas se ponen aún más difíciles para los productores y la pregunta es ¿quién los está apoyando? ¿quién los asesora? Así es, nadie, cada uno que se rasque con lo que pueda.