José Martínez
Bienestar y justicia son dos conceptos que van de la mano. Se trata de mantener tranquilo, estable, al menos en su economía y su seguridad a un pueblo.
Desde el inicio de esta administración, el presidente Andrés Manuel López Obrador se propuso como meta velar por los que menos tienen.
Si uno recuerda, al menos quien vive en Tabasco desde hace años, cómo inició su movimiento, vendrán imágenes a la mente de aquel luchador social que enfrentaba a las autoridades.
Lo mismo con un megáfono en la mano para exigir justicia y bienestar en favor de la gente, para luego adentrarse a las comunidades más pobres con el fin de bajar recursos y construir caminos, puentes y viviendas.
Sus antecedentes están marcados, son huellas que siguen en la historia, pero algunos, por supuesto, no desean verlas, o recordarlas.
Aunque para mal, otros tomaron ya esta bandera, a pesar de pertenecer por décadas a otra corriente política, porque hoy se dicen de izquierda, y enarbolan una tesis que no les corresponde, con tal de mantenerse en el poder y vivir de él.
Si algo ha demostrado López Obrador es congruencia. Y para quienes creían que sería un peligro para México, aquí, unos datos que sobresalen, y que por años no se habían visto.
Se redujo la pobreza de forma histórica, de 41.9 por ciento de la población a 36.3 por ciento de la población. El empleo formal rompió récord, de 20 millones en 2018 a 22.3 millones en 2023. La economía crece arriba del 3 por ciento.
El salario aumenta como nunca de 88 pesos en 2018, a 248.93 pesos diarios, para 2024. 25 millones de personas reciben un programa de Bienestar. Son 5 años de transformación.
En marcha está la refinería en Dos Bocas, Paraíso, Tabasco; el Tren Maya inició su marcha, y en minutos se vendieron los boletos para su primer viaje. En estos días fue inaugurado el Aeropuerto Internacional de Tulum “Felipe Carrillo Puerto”.
A pesar de que el tiempo es corto para el Presidente, porque a estas alturas los que estuvieron ya no los tomaban en cuenta, él continúa supervisando e inaugurando obras.
Sus reuniones con los funcionarios claves de la administración se dan de forma constante a las seis de la mañana. Es una persona que no se detiene, porque como lo mencionó en cierta ocasión, lo que le falta es tiempo para resolver los problemas de México.
HABERES
Mal y de malas la funcionaria del Injudet, Jessyca Mayo. Nos informan que de manera grosera y déspota arrebató el celular al reportero Marco Antonio López del diario El Heraldo, y todo porque en la alberca Olímpica de la Ciudad Deportiva, se encontraba un zorro ahogado, y que además tienen ocho meses sin recibir mantenimiento esas instalaciones. Fue cuando se le cuestionó, y al no saber qué responder por el hecho, lo primero que hizo fue arrebatarle el teléfono al compañero. Una actitud fuera de lugar, sobre todo porque es una herramienta de trabajo, y además mostró un bajo nivel. Recordemos que esta funcionaria quiere pasar la encuesta de Morena para diputada federal. En los juegos nacionales de la Conade tuvo que salir en su auxilio el equipo de Guillermo del Rivero ante la mala imagen que el Injudet daba al país.
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