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Narco y huachicol, el coco

Narco y huachicol, el coco

Felipa Nery

El gobierno federal tiene problemas para entrar a muchos municipios y comunidades de diversas entidades federativas, para levantar el censo de las personas que requieren los apoyos sociales que se ofrecen para ancianos, becas para estudiantes, jóvenes construyendo el futuro y otros, debido a los altos índices de delincuencia que operan en esas comunidades, principalmente del narcotráfico y el huachicoleo, como es en municipios de Guerrero, Tamaulipas, Puebla, Oaxaca, y en Chiapas, los problemas son sociales, por los grupos del EZLN, que se niegan a permitir la entrada de los siervos de la nación para levantar los censos, porque no quieren saber nada del gobierno federal. Revisando esta información, en torno a la imposibilidad que tienen los servidores públicos del gobierno federal para ingresar e inscribir a los posibles beneficiarios de los programas sociales, ahora nos preguntamos qué va a pasar con el censo de población y vivienda que anuncia el Instituto Nacional de Estadística y Geografía que empezará a levantar en el mes de marzo y su presidente, Julio Santaella afirma que “será el mejor censo de la historia de México”. Si millones de mexicanos de todos los rincones del país viven hoy con el Jesús en la boca, por temor a ser parte de las estadísticas delictivas, no entendemos cómo es que las familias van a recibir a los encuestadores que tocan a su puerta y les van a decir: “pregúntame”, para darles información de las condiciones en las que está su casa, o cuántas personas viven ahí, sobre todo, cuando se trata de lugares donde sólo viven adultos mayores, o mujeres solas, que pudieran ser mayormente vulnerables a sufrir cualquier delito, no por parte de los encuestadores, sino por parte de quienes se hagan pasar por empleados del INEGI, que si bien dice Santaella  que irán bien identificados y que son personas de confianza las que se han contratado, en un cúmulo de hogares no se van a tomar la molestia de verificar que efectivamente la persona que se encuentra en la puerta de su casa es un empleado de INEGI,  porque no tendrán un celular para llamar al INEGI, o una computadora con internet, para entrar a la página del INEGI y verificar si esa persona aparece en el listado de sus encuestadores. La situación por la que pasamos en México, es bastante turbulenta, por la inseguridad y los grupos delictivos que cuentan en sus filas, con ex policías y ex militares, que saben de táctica e inteligencia para actuar, que durante muchos años se fueron apoderando de grandes espacios del territorio, con la complicidad de autoridades del gobierno federal, de gobernadores, de presidentes municipales y encargados de la policía preventiva y la impartición de justicia y lo peor de todo es que los pronósticos de crecimiento para este año, tanto del Banco de México y el Fondo Monetario Internacional, en vez de ser mejores, cada vez van en caída. Sólo existe la esperanza, que con la ratificación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, la economía se mejore, y que también las autoridades federales permitan una mayor certidumbre, para la inversión tanto interna, como extranjera.