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Sin derechos

Por: Felipa Nery

La Comisión Nacional de Derechos Humanos se pronunció por el respeto a la diversidad, con visión intercultural, de género y de derechos humanos, fomentar el reconocimiento político, cultural y social de los pueblos y personas afrodescendientes; garantizar una justicia igualitaria; legitimar su desarrollo con identidad y su derecho a tomar decisiones adecuadas a su realidad; continuar el proceso de producción estadística y de indicadores pertinentes, e implementar una campaña nacional de lucha contra la discriminación y exclusión, especialmente de los pueblos indígenas y negros y además, propone, que se decrete el 19 de octubre como el “Día de las personas y los pueblos afrodescendientes”. Pero ¿Quiénes son los afrodescendientes?. Son personas que llegaron a México alrededor del siglo XVI, cuando fueron traídos desde países como Sudán, Congo y Guinea, con el fin de trabajar como esclavos de los colonizadores españoles en la región de la costa chica de Guerrero y Oaxaca, a lo largo de los años se han ido mezclando con los indígenas, pero aún conservan rasgos, costumbres y tradiciones; aunque los cuenten como indígenas en los censos oficiales, los afrodescendientes no pueden acceder a los apoyos que reciben las poblaciones originarias de México, ya que uno de los requisitos es hablar una lengua indígena y su lengua es el castellano, los únicos programas a los que acceden, son aquellos que se brindan a mexicanos con bajos ingresos. A pesar de que nuestra Constitución en su artículo primero señala que “todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección”, lo cierto es que los pueblos afrodescendientes no son considerados indígenas, porque  la misma constitución en el artículo dos, define a los pueblos indígenas, y dice que son: “aquellos que descienden de poblaciones que habitaban en el territorio actual del país al iniciarse la colonización y que conservan sus propias instituciones sociales, culturales, económicas y políticas, o parte de ellas”. Por este motivo, la CNDH denuncia que un millón 381 mil 853 mexicanos afrodescendientes continúan viviendo en un entorno de exclusión e indiferencia, sin presencia explícita en ámbitos de las políticas públicas y en la legislación. La CNDH señala que El Estado de México, Guerrero, Veracruz y Oaxaca, son los estados donde se asientan los afrodescendientes, de los cuales, 6.6% de niñas y niños no cuentan con registro de nacimiento; 18% de la población no cuenta con filiación a algún tipo de servicio o sistema de salud; el promedio de escolaridad entre mujeres de 15 años y más es de 9.4 años, y de 9.7 años entre los hombres; más del 40% de la población ocupada no cuenta con prestaciones de ley en su trabajo; 55.8% de los hombres y 48.9% de las mujeres no cuentan con licencias o incapacidades con goce de sueldo; 48.3% de los hombres y 43.2% de las mujeres no tienen servicio médico proveniente de su trabajo; 51.9% y 42.6% no cuentan con vacaciones pagadas y 44.4% y 35.6% no reciben aguinaldo; 47.1% de los hogares aún cocinan con leña o carbón; casi 40% tiene techo de material de desecho o láminas, y 15% carece de agua entubada. La CNDH concluye, que: “La discriminación es una injusticia, un hecho que deriva de la falta de cultura y es contrario a la dignidad de las personas”.